Las bajas temperaturas suponen un límite fisiológico para el desarrollo de la vegetación arbórea. Dicha limitación se hace máxima en el denominado treeline o límite superior del bosque, que se define como la cota a partir de la cual los árboles ya no son capaces de crecer en altura. Sin embargo, la limitación al crecimiento comienza a actuar a cotas muy inferiores. El modo en que el crecimiento en altura de la vegetación se ve condicionado a lo largo de gradientes altitudinales ha sido relativamente poco estudiado hasta la fecha. En primer lugar, la dificultad de acceso inherente a las zonas de montaña ha limitado la mayor parte de estudios a unos pocos gradientes o transectos, lo cual impide obtener patrones generales. Además, puesto que resulta más sencillo medir el diámetro de los árboles que su altura, la mayor parte de estudios se han centrado en aquella variable. El desarrollo y accesibilidad de fuentes de datos masivas o big data, como los procedentes de tecnología LiDAR, ofrecen una oportunidad única para realizar evaluaciones globales de la estructura forestal sin perder resolución. En este estudio utilizamos datos LiDAR procedentes del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA) sobre amplios rangos geográficos (Pirineo español) para evaluar la variación de la estructura forestal a lo largo de gradientes altitudinales. En concreto, evaluamos cómo la altura máxima de la vegetación arbórea disminuye a lo largo de dichos gradientes, y analizamos el papel de factores ecofisiográficos como la especie arbórea, la orientación, la continentalidad y la pendiente en dicha relación. Nuestros resultados muestran que el tamaño máximo del arbolado disminuye de forma cuadrática con la altitud, sobre todo a partir de los 1.600 metros de cota. Además, dicha relación es similar para todas las especies, lo que indica limitaciones no específicas al crecimiento arbóreo en zonas de montaña. En cambio, la relación altura-altitud se vio fuertemente condicionada por factores fisiográficos como la orientación o la continentalidad. Nuestros resultados abren la posibilidad de utilizar esta aproximación para evaluar la dinámica de la vegetación de montaña frente al cambio global a escalas regionalesLas bajas temperaturas suponen un límite fisiológico para el desarrollo de la vegetación arbórea. Dicha limitación se hace máxima en el denominado treeline o límite superior del bosque, que se define como la cota a partir de la cual los árboles ya no son capaces de crecer en altura. Sin embargo, la limitación al crecimiento comienza a actuar a cotas muy inferiores. El modo en que el crecimiento en altura de la vegetación se ve condicionado a lo largo de gradientes altitudinales ha sido relativamente poco estudiado hasta la fecha. En primer lugar, la dificultad de acceso inherente a las zonas de montaña ha limitado la mayor parte de estudios a unos pocos gradientes o transectos, lo cual impide obtener patrones generales. Además, puesto que resulta más sencillo medir el diámetro de los árboles que su altura, la mayor parte de estudios se han centrado en aquella variable. El desarrollo y accesibilidad de fuentes de datos masivas o big data, como los procedentes de tecnología LiDAR, ofrecen una oportunidad única para realizar evaluaciones globales de la estructura forestal sin perder resolución. En este estudio utilizamos datos LiDAR procedentes del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA) sobre amplios rangos geográficos (Pirineo español) para evaluar la variación de la estructura forestal a lo largo de gradientes altitudinales. En concreto, evaluamos cómo la altura máxima de la vegetación arbórea disminuye a lo largo de dichos gradientes, y analizamos el papel de factores ecofisiográficos como la especie arbórea, la orientación, la continentalidad y la pendiente en dicha relación. Nuestros resultados muestran que el tamaño máximo del arbolado disminuye de forma cuadrática con la altitud, sobre todo a partir de los 1.600 metros de cota. Además, dicha relación es similar para todas las especies, lo que indica limitaciones no específicas al crecimiento arbóreo en zonas de montaña. En cambio, la relación altura-altitud se vio fuertemente condicionada por factores fisiográficos como la orientación o la continentalidad. Nuestros resultados abren la posibilidad de utilizar esta aproximación para evaluar la dinámica de la vegetación de montaña frente al cambio global a escalas regionales