Los bosques de montaña suponen una fuente de servicios fundamental para gran parte de la población humana. Dada la suma importancia de estos espacios, su monitoreo y seguimiento se hace primordial. Nuevas tecnologías como los sensores LiDAR nos permiten analizar su estructura de forma sistemática y a diferentes escalas. El novedoso sensor LiDAR Global Ecosystem Dynamics Investigation (GEDI) nos ha permitido analizar la altura de la vegetación a escala regional en diversas cadenas montañosas europeas (Pirineos, Alpes, Cárpatos y Cáucaso), y relacionarla con la elevación y otras variables climáticas. Como patrón general, se observa que en todas las cadenas montañosas existe un decrecimiento abrupto de la altura del arbolado a partir de una cierta elevación. Este punto de corte corresponde con el límite superior del óptimo climático de crecimiento de la vegetación, correspondiente, habitualmente, a un limitante en temperatura. La excepción son los Pirineos, donde la precipitación es más limitante. Finalmente, bajo los escenarios de cambio climático es esperable un desplazamiento ascendente de los limitantes climáticos. Si los avances de la vegetación de la zona más alta y la vegetación de las zonas más bajas se producen a ritmos diferentes, se corre el riesgo de que se reduzca el espacio de crecimiento de las especies vegetales que se desarrollan en las cotas más elevadas.